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Seguramente, cuando los caireles toquen
su monógama sinfonía a pies de mi cama
y como otros antes lo hicieron sin pelear
esperaré como cuando viene mi amante
cargada de voluntades junto a sus rosas

Morir es una herida que no duele y ya
de pronto, sin ruido, sin besos ni fiesta
la vida con sus humos y pavorosa, con
las ganas dormidas, sin una comprensión
sangra infinitamente más que la muerte

En nada brilla tanto el romanticismo
lo tétrico de su nube andante, el silencio
de una isla sin mar, apartada del hombre
es el blanco papel imposible de vestir
son los versos que desvelan el sentido

Y una tormenta que se desata y calla
sobre el despojo parecida a las noches
de un poeta sin genio, de un tipo plano
como una moneda que espera el tren
para hermanarse de metal a la tierra

¿No te enojan los rayos de falso gemido
que hasta tus pies reconocen el desastre?
el campo, tres brotes, la muerte de un poeta
el baldío y sus artimañas engañosas
si voy a caminar solo estoy acostumbrado
 ..l. gómez..